Movilidad a Universidad del Pacífico, Chile

¿Qué se puede decir acerca de vivir la experiencia de un intercambio académico y cultural? Se puede decir todo; y, a la vez, nada.

Mi vida en Santiago... No sé ni cómo empezar. Ésta experiencia me marcó de todas las maneras posibles; crecí tanto en el ámbito académico así como de manera personal.

Es difícil, al principio. Dejas a tu familia, a tus amigos, dejas las comodidades y de repente, estás solo, en un país extraño con gente extraña y no conoces a nadie. ¿Y ahora qué? Fue mi primer pensamiento al bajarme del avión. Pero pronto aprendí a adaptarme a esa nueva forma de vida que elegí tomar y que apenas iba empezando. Después, todo formó parte de mi cotidianidad; tenía un segundo hogar, ya me sentía parte de ahí, sentía que tenía un poquito de chilena dentro de mí. Mientras más amaba ese nuevo país, más extrañaba el mío..

Era como estar en otro mundo. Otras costumbres, otras maneras de hacer las cosas, otras palabras. En mis clases abordé los proyectos desde otra perspectiva, mis profesores me hicieron ver los temas de una manera completamente diferente; fue como añadirle un extra a mi formación escolar hasta el momento. Realmente valoro los conocimientos y las herramientas que me proporcionaron para poder seguir creciendo y desempeñar en un futuro mis aspiraciones como profesional. Conocí personas increíbles, que de cierta manera hicieron que mi estadía fuera más divertida, más interesante y llevadera. Personas que tengo la fortuna de llamar amigos. Al final, uno mira en retrospectiva y ve 6 meses de su vida pasar frente a sus ojos; el tiempo por el que te fuiste que parecía muchísimo al principio al final parece que fue muy poco, fugaz y efímero.

Lo más difícil es decir adiós. Un adiós que sabes que esta vez es de verdad. Un adiós con todo el peso de la palabra. Un adiós que tal vez sea para siempre. Y ojalá no lo sea. Me traje muchas cosas... pero también dejé otras tantas. Y ahora llevo un pedacito de Chile dentro de mí.